Hace unos días atrás lleve el carro a lavar, normalmente siempre tengo
un lugar donde suelo dejarlo con garantía, sin embargo, aquel dia opte por
dejarlo en un sitio cercano al lugar donde estaría realizando algunas gestiones
propias del trabajo.
Hice el trato por un lavado completo, siempre esperando el buen servicio al que
uno está acostumbrado deje las indicaciones y saque la mochila y salí de allí,
tranquilo y confiado en el buen servicio, la persona que me atendió era una
persona de aproximadamente 45 años muy amable, me dijo aquí todo es con
garantía señor, le dejare el carro a su gusto. Le agradecí y salí…
Pasado un par de horas regresé al lugar y encontré al carro que recién estaban
terminando de echarle la espuma para recién empezar en el…
Extrañado le pregunté a hombre amable que me atendió al inicio de la historia y
le dije
¿Qué paso? Y criollamente me respondió -- no se preocupe que ahora
“recuperamos el tiempo perdido”
Considerando el respeto a las personas y por su jovialidad le dije por favor debe
apurarse porque ya debo salir de aquí…y me respondió no se preocupe, lo
terminaremos rápidamente, vaya a sentarse cómodamente en la sala de espera
que ya le aviso…
Fastidiado por lo ocurrido decidí quedarme diagonalmente mirando el carro como
era lavado mientras esta persona seguía lavándolo o eso parecía, iba, venia,
hablaba por teléfono, miraba el teléfono y a la par seguía lavando, fastidiado y
colocándole un poco de mi presión le dije…
Señor! ¿Ya pasaron 40 minutos y usted no acaba, es posible eso? Usted tiene
un administrador aquí? ¡Y me contesto SI! – ¿Necesita que lo llame?
Por favor le dije – mientras eso sucedía, vi que aquel señor regreso al carro y
apresuro con su obra, hable con el administrador y este fue donde el señor y
haciendo gestos con la mano le indicaba que se apresurara.
Al terminar el lavado (1h .30 después sin contar las dos horas que estuvo el carro
parado allí) me dirijo a revisarlo y estaba mal lavado, aros sucios, lunas opacas,
asientos semi limpios entre otras cosas…
Le pregunte, ya termino? Y me dijo disculpe la lentitud, pero ya está limpiecito…
le replique no está limpiecito y le hice las observaciones que vi...
Me respondió déjeme terminarlo, le dije no se preocupe, pero ya perdí bastante
tiempo aquí. (le hable como cliente)
Sorprendentemente me dijo - es la última vez que le recibo el carro a usted, es
demasiado exigente en los detalles y todo lo quiere bien, y rápido, tanto así que
fue y se quejó como mi administrador…
Me quedé callado subí y salí de allí.
Les pregunto:
¿Regresarían a un lugar con esta atención?
¿Qué hubiera pasado si me sentaba en la sala de espera a esperar la entrega?
¿Tenía que ser comprensible?
¿De quién es la culpa, del administrador?
¿Debi hacer evidente la falta en el servicio, usando el libro de reclamaciones?
¿Debi no aceptar aquellas respuestas?
Y podría seguir cuestionando muchas cosas…
Definitivamente la calle te enseña desde otra perspectiva como queremos aplicar
la llamada viveza criolla que muchas veces la vi y las deje pasar, estas sirven para evadir nuestras responsabilidades y excusarnos
en no hacer las cosas, nuestros trabajos, etc, bien, responsabilizandonos que somos muy exigentes, cuando
estamos solo pidiendo que cumplan con su trabajo, como a todos…
Nuestro país adolece de eso, de hacer las cosas bien, de hacerlas muy bien,
digo nuestro país porque lo conformamos todos los que vivimos dentro de él, no
quiero dejar de lado la gente que lucha, se amanece, anochece, trabajando y
dando lo mejor cada dia por superarse, pero situaciones como la vivida hace unos dias, nos
enseña y nos hacen reflexionar que comportamientos como la de este señor,
solo generan alejamiento de clientes, descontento, malestar, fastidio y lo más
importante, no pagas el servicio con toda la gratitud con el quieres hacerlo …
Si esto lo aplicamos a nuestro trabajo, a nuestras realidades, podemos descubrir
muchos señores como este y debemos identificarlos rápidamente, o debemos
ser expectantes y buscar resaltar siempre el brindar el mejor servicio, atención,
y satisfacción a las personas que nos rodean, a nuestros clientes, y a todos los
que nos debemos…
Está claro que NO volveré a este lugar por más que lo necesite o al menos
mientras éste el “amable” señor que se excusa en sus problemas y no brinda el
servicio adecuado. Tampoco merece el emprendedor que invirtió en el car wash
decir el nombre del car wash porque lo que implicaría, aunque dentro de una
organización la imagen la hacemos todos…
La terrible viveza criolla en estos tiempos ya no prospera… se nota con mucha
evidencia y si alguna vez la hemos querido aplicar, quedaremos mal,
centrémonos en dar lo mejor y solo así nosotros mismos nos sentiremos siempre
MUY BIEN internamente, sumando con reflexiones como estas nuestro país
también progresara
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